¿Cómo va a afectar el nuevo arancel de CO2 a la industria alimentaria?

HOSTELVENDING.COM 25/08/2025.- La última actualización del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), y su aplicación en 2026, marcará un punto de inflexión para muchas empresas del sector alimentario que operan en la UE.
Ya lo sabemos, a día de hoy, la descarbonización no es una recomendación; es un requisito. Así lo atestigua la reciente actualización del CBAM y su aplicación prevista para 2026. Y, pese a que en teoría solo afectará a un 10% de las empresas exportadoras de productos al mercado europeo, su impacto indirecto será mucho más amplio, tal y como recuerda Laqtia en sus redes.
El quid de la cuestión reside en la trazabilidad y la transparencia de la huella de carbono. Con dicha actualización, no solo se exigirán a las grandes industrias; toda la cadena de suministro ha de adaptarse para cumplir con los estándares climáticos fijados por la Unión Europea.
¿Qué cambiará a partir de 2026?
A grandes rasgos, las empresas importadoras deberán adquirir certificados de carbono que reflejen las emisiones asociadas a la producción y transporte de los bienes que introducen en la UE. Se trata de poner en valor tanto el producto como su impacto ambiental.
En concreto, se aplicarán tres medidas o actualizaciones:
- Las PYMES de bajo impacto quedarán exentas gracias al umbral mínimo aprobado.
- El resto de fábricas alimentarias tendrá que optimizar la trazabilidad de sus materias primas, procesos y proveedores.
- La transparencia climática será una nueva variable competitiva; de manera que, además de medir, también será obligatorio comunicar.
Y a la industria española, ¿cómo le afectará?
El primer interrogante que deben hacerse las empresas españolas es: "¿Importo bienes sujetos a CBAM?". Si la respuesta es sí, entonces, estos son los pasos a seguir:
- Periodo de adaptación en 2025, identificando los productos afectados y haciendo un análisis del impacto económico.
- Registro obligatorio en 2026 como importador autorizado (si sobrepasa el umbral mínimo).
- Actualización de los sistemas de trazabilidad.
- Planificación financiera; es decir, el coste del carbono debe integrarse en el precio final del producto.
Si bien a priori parece una regulación restrictiva, lo cierto es que también puede traducirse en una ventaja competitiva en un mercado donde -lo confirman los estudios y los propios consumidores-, sí importa la responsabilidad medioambiental de las empresas.
Destaquemos ese valor en nuestra empresa: productos con menor huella de carbono, procesos optimizados, comunicación clara con el usuario final... Todo ello nos permitirá ganar más confianza por parte del consumidor.
Y, aunque el CBAM apunta directamente a la industria alimentaria, las compañías dedicadas al horeca y a la distribución automática deben tomar nota. Muchos ingredientes, materiales de envasado o componentes tecnológicos son importados, por ejemplo.
Por otro lado, la trazabilidad de sus emisiones será un factor determinante de cara a la contratación pública, consecución de licitaciones o acuerdos B2B.














