Costa Rica avanza como nuevo competidor entre los países productores de café

HOSTELVENDING.COM 13/01/2025.- Hasta ahora, el café costarricense se ha cultivado en altitudes entre 1.300 y 2.000 metros sobre el nivel del mar, donde las condiciones climáticas favorecen la producción de granos con perfiles complejos y ácidos, muy valorados en los mercados premium. Sin embargo, el cambio climático está afectando tanto la productividad como la calidad del café en el país, un desafío al que la Universidad EARTH de Ciencias Agrícolas de Costa Rica busca dar respuesta.
Bajo la supervisión del profesor de Silvicultura Tropical, Víctor Hugo Morales, la universidad inició hace ocho años una investigación cuyos resultados preliminares fueron publicados recientemente en la revista científica Agriculture de MDPI. El estudio analiza cómo la interacción entre diversas especies de árboles y técnicas de fertilización puede beneficiar el cultivo de café en tierras bajas. Buenas noticias para la producción cafetera de Costa Rica: Los resultados demuestran que sí es posible mantener la calidad característica del café costarricense mediante la combinación de cafés híbridos mejorados genéticamente, especies forestales seleccionadas y una fertilización optimizada.
El uso de árboles para sombra mejora el rendimiento del café en la región
El estudio liderado por la Universidad EARTH también destaca el impacto positivo del uso estratégico de árboles para proporcionar sombra a los cafetos. Los resultados indican que las plantas cultivadas bajo sombra alcanzan mayor altura, presentan menores tasas de mortalidad y logran un incremento significativo en la producción de frutos maduros en comparación con aquellas expuestas al sol directo.
En las regiones de Costa Rica, combinaciones como Espavel-Poró y Guapinol-Poró han demostrado ser especialmente productivas, alcanzando rendimientos de hasta 3,35 toneladas por hectárea; cifras que superan los promedios reportados por el Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE) en áreas tradicionales de cultivo como Pérez Zeledón y Coto Brus.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de integrar especies forestales en los sistemas de cultivo de café para optimizar la producción, especialmente en el contexto de los retos impuestos por el cambio climático.
Para poner en marcha dicha investigación, los expertos emplearon la variedad híbrida Esperanza L4 A5. Este híbrido F1 fue desarrollado con un enfoque en la productividad, la resistencia a la roya y la excelencia en la calidad de la taza, cualidades que lo convierten en una herramienta valiosa para los caficultores que trabajan en condiciones climáticas húmedas. Las conclusiones de la misma confirman que Esperanza L4 A5 se adapta con éxito a altitudes superiores a los 400 metros sobre el nivel del mar, un punto a favor para aquellos escenarios o ecosistemas afectados por diversidades como los cambios de clima.
La variedad híbrida de café Esperanza L4 A5 surgió como resultado de una colaboración entre destacadas instituciones internacionales. En su desarrollo participaron el instituto de investigación francés CIRAD, la red regional de institutos del café en Centroamérica PROMECAFE y el banco de germoplasma de café del CATIE en Costa Rica.
El éxito de estas plantaciones, sumado a la preferencia de los caficultores costarricenses, impulsó la popularidad de Esperanza L4 A5. Su robustez, capacidad para adaptarse a los desafíos climáticos de la región y la calidad de sus granos lo han convertido en un recurso valioso para la caficultura en escenarios cambiantes.
¿Perfil del café en taza?
Tal y como atestiguan los resultados, el perfil en taza de este café es muy cercano al sobresaliente, posicionándolo entre las variedades más apreciadas por su combinación de complejidad y dulzura. Además, se trata de un híbrido con una primera cosecha, ya el segundo año y un volumen de producción significativamente alto durante su vida útil. De igual modo, y como ha confirmado mencionan desde Fórum del Café, es un café Arábica ideal para altitudes a partir de 400 m.s.n.m.














