El peaje oculto del cashless: las comisiones que frenan al vending

HOSTELVENDING.COM 06/05/2025.- En vending, una de las principales problemáticas está en los llamados interchange fees, comisiones que los operadores de tarjetas aplican por cada operación, independientemente del importe.
El tema de los micropagos y las comisiones es un hándicap que parte de lejos. Hacia dónde evolucionan los medios de pago es una pregunta a la que hemos intentado dar respuesta en multitud de ocasiones. Actualmente, la imposición del pago digital mediante wallets y apps móviles, así como de las tarjetas contactless, siguen marcando el ritmo de las máquinas. Una tendencia que se elevó a la énesima potencia desde el inicio de la pandemia, cuando los consumidores normalizaron los pagos sin efectivo, habituándose a las formas de pago más digitalizadas y desechando aquellas que implican la manipulación de dinero en efectivo o un contacto más prolongado.
Ahora, en plena transformación digital del sector, perfeccionar los sistemas de pago contactless ha pasado a ser una de las máximas de las empresas: Ahora bien, detrás de cada transacción aparentemente inocente, se esconde una problemática que cada día preocupa más a operadores y profesionales del unattended: las tasas de intercambio aplicadas por Visa y Mastercard.
El reto de vender por 1 euro y no ganar nada
El escenario es el siguiente: un café que cuesta 1 €, pagado con tarjeta, puede suponer al operador un ingreso neto de poco más de 0,80 €. Y si a eso le sumamos el coste de la materia prima, el mantenimiento de la máquina, la logística y los impuestos, el margen se diluye hasta rozar —e incluso sobrepasar— el terreno de las pérdidas.
La raíz del problema está en los llamados interchange fees, comisiones que los operadores de tarjetas aplican por cada operación, independientemente del importe. Aunque estas tasas son relativamente asumibles en compras de ticket alto, su impacto se vuelve desproporcionado en micropagos, como los que caracterizan al vending, donde la mayoría de las ventas no superan el euro y medio.
Este escenario crea un choque frontal entre la necesidad de modernización —instalación de TPV, lectores contactless, sistemas de fidelización digitales— y la viabilidad económica real. La paradoja es evidente: apostar por la innovación puede ser contraproducente si los costes asociados a cada venta superan los beneficios.
Ahora, el debate vuelve a estar candente en redes por parte de los profesionales del sector. De hecho, el sector ha intentando, y desde aquí también lo hemos trasladado, exponer esta problemática a los organismos reguladores, con el objetivo de revisar y adaptar el marco normativo a la realidad de sectores como el unattended. Y es que no se trata de una queja aislada: el modelo actual pone en jaque el desarrollo de soluciones cashless precisamente en un momento en el que los consumidores ya lo dan por hecho.
¿Una cuestión solo de vending?
La preocupación por las tasas de intercambio no es exclusiva del vending, pero pocos sectores acumulan tantas operaciones de bajo importe al día. Quioscos digitales, parkings, bibliotecas, transporte público o máquinas de autoservicio en general también se enfrentan a esta misma presión. No obstante, el vending es probablemente uno de los sectores más penalizados, tanto por el volumen de micropagos como por el estrecho margen operativo con el que trabaja.
Soluciones: ¿por dónde pasa el futuro?
Entre las propuestas que se barajan están la creación de marcos de excepción para micropagos, la adopción de medios de pago alternativos con comisiones más bajas (como Bizum o QR bancario), y una posible intervención europea que actualice la regulación en línea con el nuevo ecosistema digital.
En cualquier caso, el primer paso es visibilizar el problema. Como sector, no podemos permitir que el avance tecnológico nos empuje hacia modelos inviables. Si el café de 1 € se convierte en un agujero financiero por aceptar tarjeta, el mensaje que lanzamos es contradictorio.
¿Y si cambiamos el foco? Subir el ticket medio como respuesta estructural
Es innegable que las tasas de intercambio suponen un freno para la rentabilidad de los micropagos en vending. Pero quizá la solución no solo pase por esperar un cambio normativo que, de momento, no llega. Tal vez el reto esté también en repensar el modelo de negocio, y eso implica hacer autocrítica y mirar hacia arriba.
¿Y si, además de denunciar el problema, trabajamos por elevar el ticket medio de nuestras máquinas? La venta cruzada, los modelos más premium, las experiencias automatizadas más completas, pueden ser caminos para que el consumidor perciba un mayor valor y acepte precios más altos con naturalidad.
No se trata de ofrecer “un café más caro”; hablamos de ofrecer algo más que un café. Se trata de pensar en términos de experiencia, de incorporar tecnología y producto para justificar el precio, de dar un paso más allá del concepto clásico de vending. Porque si el coste de cobrar un euro es demasiado alto, tal vez sea momento de dejar de vender solo productos de un euro.