El vending se adapta con igual éxito a los artículos de lujo y al autoservicio

HOSTELVENDING.com | 05/07/11.- Muy útil para estaciones de servicio y en sitios donde el uso de la bicicleta esté muy extendido o en zonas de veraneo, el vending vuelve a demostrar su capacidad de adaptación con una máquina de accesorios y utensilios en la reparación de bicicletas. Una mínima avería para los ciclistas, ya sean para los que la usan por placer o como medio de transporte, puede suponer un gran problema. Y es que las tiendas de accesorios y taller de bicicletas empiezan a escasear y a integrarse en establecimientos menos especializados. Con esta máquina se podrá tener al instante una cámara, un parche, tuercas, manetas y zapatas de freno, cables y muchos otros detalles.
Con cierta expansión ya en Estados Unidos, en lugares donde este tipo de transporte está muy extendido, el éxito está garantizado. En ciertas ciudades europeas es ya un proyecto muy a tener en cuenta; mientras que en España, con el aumento de los carriles-bici, también puede empezar a tomar cuerpo en los próximos meses. En el mismo área donde se encuentran estas expendedoras, también se están instalando herramientas, surtidores de aire y soportes para que la avería pueda ser reparada en el momento por el usuario.
En otro orden de cosas, pero también demostrando su capacidad de adaptación, el vending tampoco deja atrás las peticiones en artículos de lujo. La distribución automática de lingotes, monedas y piezas de oro lleva ya tiempo estando presente en ciertas ubicaciones muy específicas, pero ahora toma cuerpo en una de las principales capitales europeas, Londres. Bajo la marca "Gold to Go", se han puesto a la venta barras que varían en su peso desde un gramo hasta los 250, divergiendo los precios desde los 110 hasta los 11.000 dólares nada menos. Los costes de este metal se han disparado con la crisis económica, pero todavía hay un público muy segmentado que requiere de este tipo de regalos y detalles.

Si en 2008, el precio de la onza de oro se situaba en los 878 dólares, hoy en día casi se ha duplicado a los 1.495. Londres se une así al exclusivo club de otras ciudades europeas, norteamericanas y del Golfo Pérsico que pueden ofrecer este tipo de productos de lujo. Con estos métodos además, se perfeccionan los sistemas de pago por tarjeta de crédito y otros modelos sin efectivo.














