Las máquinas de vending en Cataluña deberán imprimir facturas

El nuevo Código de Consumo de Cataluña ha saltado a la luz pública por el polémico capítulo VIII de su libro primero, que establece el derecho de todos los ciudadanos de la Comunidad a recibir en catalán las informaciones relativas al producto o servicio por el que se abone un precio, así como los contratos, las facturas y otros documentos relativos.
Los operadores de vending también tendrán que sujetarse a estas indicaciones en materia de normalización lingüística, en la elaboración de las impresiones, rótulos y displays de producto de las expendedoras. No obstante, el artículo que más puede afectar al parque de máquinas catalán es el 224, donde se alude a la obligación de contar con un sistema integrado en la máquina de vending "que permita obtener un comprobante de la adquisición efectuada" con la identificación del responsable, el precio, la descripción del bien y la fecha.
De este modo, las máquinas de vending deberán contar con un mecanismo de impresión de facturas, tickets o justificantes de compra, donde se hará constar el nombre o razón social del prestador del servicio, NIF y dirección cumplida del establecimiento físico, los bienes adquiridos o servicios prestados e importes de cada uno, el importe total, los impuestos o tasas aplicables y su importe, además de la fecha de la transacción.
El proyecto de ley de este Código de Consumo ha sido aprobado recientemente por el gobierno catalán y, a estas alturas, está siendo debatido en el parlamento autonómico.
En caso de que la medida sea aprobada, está por ver el tiempo que se concedería a los distintos operadores para adaptarse a la normativa. En todo caso, la instalación de este sistema de impresión de facturas promete acarrear unos costes importantes, cuando no en muchos casos, obligará a un gran número de operadores a reemplazar varias unidades - por la imposibilidad de su instalación en determinados modelos de máquinas - con expendedoras que se ajusten a la nueva normativa.
En un momento de ajustes presupuestarios como el actual, la polémica está servida.














