Un recorrido por la taza de café: pasado y futuro en cuanto a tendencias de formato
HOSTELVENDING.COM 23/01/2025.- Las tendencias apuntan hacia una mayor personalización en el diseño y material de las tazas, influenciada por el protagonismo del diseño como expresión personal. También hay una estandarización de las tazas térmicas para llevar, reflejando un estilo de vida on the go.
La taza de café, ese objeto tan familiar en nuestras vidas, guarda en su sencillez una rica historia que rara vez nos detenemos a reflexionar. Más que un mero recipiente, es el testigo de siglos de cultura, tradiciones y evolución, entrelazada con el viaje del café a través del tiempo y la geografía. Las tazas que hoy asociamos al café tienen sus raíces en los recipientes chinos utilizados originalmente para beber té. Estas primeras piezas, con forma de cuenco, surgieron alrededor del siglo II a.C., durante la dinastía Han, marcando el inicio de la popularización del té en China. Fue en la dinastía Tang (618-907 d.C.) cuando tanto el consumo de té como el uso de estas tazas se integraron profundamente en la vida cotidiana y en ceremonias sociales, consolidándose como un elemento clave de la cultura china.
Cuando el café llegó a Europa, los comerciantes europeos adoptaron las prácticas orientales para su preparación y consumo, entre ellas el uso de pequeños cuencos cónicos, llamados fijans, comunes en Oriente Medio. Con el tiempo, estas piezas evolucionaron en Europa, adaptándose a las nuevas necesidades y estilos. A finales del siglo XVII y principios del XVIII, las tazas de café comenzaron a fabricarse con caolín blanco, inicialmente en Sajonia y posteriormente en lugares emblemáticos como Limoges y Sèvres, dando origen a las porcelanas que conocemos hoy.
La taza de café se asienta en todos los hogares
A medida que el café va ganando popularidad, las tazas dejaron de ser un lujo reservado para la realeza y la aristocracia, convirtiéndose en un objeto accesible para todos. Este proceso de “democratización” transformó a la taza de café en un elemento cotidiano, presente en hogares, cafeterías y oficinas alrededor del mundo.
Este cambio también trajo consigo una mayor diversidad en diseños y materiales. A las clásicas tazas de porcelana y cerámica se sumaron opciones en vidrio, metal, plástico e incluso silicona, reflejando un abanico de posibilidades que responde a diferentes gustos y necesidades. La variedad de formas, colores y estilos permite que cada persona encuentre la taza que mejor exprese su personalidad o se ajuste a sus prioridades, ya sea por estética, funcionalidad o compromiso con la sostenibilidad.
Con ello presente, según confirman los expertos cafeteros, la forma ideal de una taza de café sigue siendo la cónica invertida con un fondo curvado en forma de huevo, ya que esta geometría permite concentrar los aromas y sabores. Las paredes gruesas, fabricadas en cerámica o porcelana, son esenciales para conservar el calor de la bebida. En cuanto a tamaños, la medida óptima para un espresso es de 60 ml; para un cortado, entre 100 y 125 ml; mientras que para un café con leche, las tazas ideales oscilan entre 170 y 300 ml. En el caso del cappuccino, el rango recomendado es de 150 a 200 ml.
Y actualmente, ¿cuáles son las preferencias?
Hoy en día, las tendencias apuntan hacia una mayor personalización en el diseño y material de las tazas, influenciada por el auge de estilos de vida sostenibles y el protagonismo del diseño como expresión personal. Se han popularizado las tazas reutilizables, fabricadas en bambú, acero inoxidable o silicona, que ofrecen opciones más respetuosas con el medio ambiente. Además, los consumidores valoran formatos únicos y coloridos que combinan funcionalidad con estética, especialmente en las cafeterías de especialidad.
Tazas... ¿inteligentes?
Las tazas inteligentes representan una innovación en el consumo de bebidas calientes al integrar tecnología avanzada que regula y mantiene la temperatura de manera precisa. Equipadas con sensores integrados, estas tazas monitorean continuamente la temperatura del contenido. Cuando esta desciende por debajo del nivel deseado, un sistema de elementos calefactores en su base se activa automáticamente, asegurando que la bebida se mantenga a la temperatura ideal seleccionada por el usuario. Este ajuste puede realizarse fácilmente mediante botones en la propia taza o a través de una aplicación móvil.
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