Vencer el miedo a la jubilación

Desconectar del trabajo en vacaciones, misión imposible para las Pymes familiares

HOSTELVENDING.com 06/08/2018.- En un sector como el vending, en el que abundan las empresas familiares, no es extraño encontrar negocios en los que conviven tres generaciones de la misma familia, que no tienen una diferenciación estructural clara ni tampoco unos órganos de gobierno que permitan el reparto de roles y de funciones sin interferencias. En muchos negocios familiares a los padres les cuesta encontrar el momento de ceder el testigo, e incluso se dan algunos casos en los que, conviviendo tres generaciones, los abuelos no han sabido o no han querido encontrar el momento para jubilarse y dejar de mandar; los padres nunca han podido dirigir el negocio; y, los hijos, ya muy formados y con experiencia profesional, presionan para empezar a tomar las riendas del negocio.

Si hemos llegado a una situación tan compleja como la del ejemplo anterior es, en buena parte, por el miedo de la primera generación a la jubilación y por la incapacidad de aceptar que ha llegado el momento de pasar el testigo a los sucesores. Si bien es cierto que un período de cohabitación y convivencia entre las distintas generaciones puede ser positivo, cuando llega el momento, hay que saber jubilarse. Sin embargo, en nuestra sociedadtodavía persiste la creencia de que salir del mundo laboral significa dejar de ser útil y de aportar valor a la empresa y esto hace que la primera generación retrase sine die el momento de jubilarse.

Seguir en el negocio cuando ya no es el momento, tiene dos riesgos muy evidentes.Por un lado, supone un freno para el cambio, ya que es probable que alguien en las puertas de la jubilación deje de arriesgarse en innovar, por ejemplo, con los nuevos medios de pago o en telemetría. Por otro, en el afán de sentir que sigue estando al mando, y especialmente cuando no hay confianza en los sucesores, la primera generación evitará delegar en ellos, lo que impedirá que el relevo generacional sea paulatino y que la nueva generación asuma la dirección de la empresa familiar con el acompañamiento necesario.

Sin embargo, lo que la primera generación a menudo pasa por alto es que puede seguir aportando valor desde el gobierno de la empresa, centrándose en temas estratégicos y desvinculándose paulatinamente de día a día del negocio, lo que permitiría que la nueva generación asumiera este rol, facilitando el relevo generacional.

Para acabar solo me queda añadir que, en estos procesos de cambio de liderazgo, ayudar a la generación entrante a asumir sus nuevas funciones y apoyar a la generación que deja el negocio en el que ha trabajado toda su vida para jubilarse, son dos aspectos indispensables para que el relevo generacional se alcance con éxito.