Kinderball, 30 años innovando para el minivending

HOSTELVENDING.com 31/08/2017.-  La industria del minivending avanza con paso firme y mantiene su crecimiento, una noticia que, si bien sorprenderá a más de uno, se está haciendo una realidad gracias a los fabricantes del sector que apuestan por la innovación como principal recurso para sobrevivir  en el mercado.

Juan Reinaldo, propietario de la empresa de minivending Kinderball, nos relata de primera mano la situación actual de este sector y de los desafíos que está afrontando para crecer en un contexto cada vez más competitivo.

Fidelización, esta es la primera clave a la que hace referencia para explicar el éxito de su empresa. Pues si bien en todos los sectores y en cualquier empresa la fidelización resulta un aspecto determinante para asegurar la supervivencia, en el caso del minivending esta idea se hace aún más fuerte.

 “Si tienes un producto malo y la máquina está instalada en una barriada y no en zona de paso, lo que ocurre es que no fideliza lo que debería fidelizar por baja calidad del producto. Si el producto es de buena calidad o el tipo de producto va variando, se incentiva el consumo. Por lo que la venta se multiplica.  Lo principal es que el usuario, en este caso el niño, no se sienta defraudado”, detalla Juan Reinaldo.

Y es que no hay que olvidar que el coste del producto en el caso del minivending, en relación a otros canales de distribución, sigue siendo más económico, lo que sin duda es un gran aliciente para atraer al público. Sin embargo, un precio bajo no debe ser un pretexto para escatimar en calidad, pues a pesar de todo, según asegura Reinaldo, el minivending se trata de un negocio con un margen de beneficios razonable y de gran rentabilidad, sin tener que atender fallos eléctricos o relacionados con la electrónica de la máquina.

Fórmulas de pago cashless para el minivending

Si bien es cierto que el minivending tradicionalmente ha dado la imagen de ser un subsector especialmente conservador desde el punto de vista tecnológico, la realidad es que se encuentra avanzando de forma paralela al vending convencional.

“Llevamos bastante tiempo desarrollando un proyecto de pago por móvil porque el futuro es el pago a través del teléfono. Facilitar mucho la venta de producto. En un momento dado, ni el padre ni el niño puede que lleven un euro suelto o dinero que pueda cambiar. Con el pago por móvil, con un simple gesto podría pagar el producto”, explica Reinaldo.

En este sentido, las máquinas no necesitarían guardar dinero, sino que podría trabajarse de la mano de las compañías telefónicas o las entidades bancarias para la incorporación de estas formas de pago, disminuyendo al mínimo el riego de detracciones.

Dentro de este contexto, Kinderball se trata de un fabricante que precisamente no pretende entrar a competir en precios, sino que se dirige a los operadores que apuestan por la calidad y pretenden satisfacer a sus clientes en todos los sentidos, tanto desde el punto de vista estético de la máquina de minivending, hasta la calidad del producto que dispensan.

Así, el fabricante, que lleva trabajando desde los años 90 con una actualización constante de sus modelos y un testeo  que aseguran el buen funcionamiento de sus máquinas de minivending, asegura que su propuesta “es un producto delicado y exclusivo, muy dirigido hacia los profesionales de vending que quieren completar su parque de máquinas. Nos vamos a encontrar una calidad completamente probada”.

Mejorando siempre el diseño

Por otro lado, si en algo destaca Kinderball es en ser capaz de ofrecer un diseño que siempre vaya en consonancia al tipo de establecimiento donde podría a llegar a implantarse la máquina: desde un estilo más colorido y vistoso para ubicaciones estratégicas de gran flujo de personas, hasta un diseño más sobrio y elegante que sea capaz de encajar de forma agradable con el entorno, como podría suceder en el caso de establecimientos hosteleros o restaurantes.

De entre los distintos modelos, destaca uno especialmente elegante  que nace a imitación de una cabina telefónica británica con sus característicos tonos escarlata de tal forma que es imposible no centrar ahí la atención. Concretamente, este modelo decorativo está pensado para bolas de gran tamaño, con un contenido premium para los operadores profesionales que quieren mejorar la gama de su parque de máquinas.

Por otro lado, la implantación de sistemas de telemetría e iluminación para las máquinas de minivending podrían marcar parte del futuro del minivending, aunque de momento los principales esfuerzos de quienes pretenden innovar se centran en mejorar la interactividad de las máquinas:

“Los niños ya no se conforman con una máquina estándar, sino que están buscando mayor interactividad. Ya no se trata tanto del regalo que puedan obtener de ella, sino de la experiencia de usuario”, relata Reinaldo.

De este modo, Kinderball está enfocado actualmente a equilibrar su apuesta por modelos convencionales que no han perdido eficacia en el tiempo, con algunos que resultan pioneros en cuanto a interacción con el usuario. “La máquina tradicional de chicle tiene 100 años de historia a sus espalda y sigue funcionando perfectamente en la actualidad, es por ello que no podemos desprendernos de los modelos más clásicos”.

Justo en el otro extremo, destacan diseños como el modelo mecánico de Pinball o futbolines, donde el juego se convierte en el protagonista de la interacción con el usuario antes de que el niño pueda obtener el producto: “Se ha planteado comercializar este tipo de máquinas en un formato electrónico, el problema es que los establecimientos consideran que su mantenimiento es más elevado. Los diseños mecánicos, por el contrario, ofrecen la misma experiencia de usuario con la ventaja añadida de que las posibilidades de averías se reducen a cero”, especifica el gerente de la empresa.

En total, según estima Reinaldo, el parque de máquinas de minivending con características interactivas ronda el 15% o 20% del total, lo que no deja de ser un dato llamativo teniendo en cuenta que este tipo de aparatos pueden cuadruplicar los beneficios con respecto a las convencionales.

“El que apuesta por este tipo de máquinas es el profesional, el operador de minivending que desea ofrecer mayor calidad. Sin embargo, aquellos empresarios que tienen esto como una segunda línea de negocio, desconocen las posibilidades de este tipo de modelos y acuden a soluciones más económicas”, concluye Reinaldo.

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